En cuanto a las alteraciones corporales de las personas obesas podríamos decir que son innumerables pero dentro de las más frecuentes encontramos alteraciones de la circulación, es decir, disminución del flujo de sangre a los diferentes órganos y tejidos como el corazón,  los riñones y el cerebro. Por otro lado hay unas condiciones de circulación venosa pobre en las extremidades que generan una especie de “estancamiento” de la sangre en  ellas.  También, órganos como los pulmones sufren una pérdida de capacidad para intercambiar oxígeno entre el aire y la sangre, lo cual limita la oxigenación de los tejidos. Por último, se ha demostrado que la obesidad misma produce alteraciones inmunológicas y metabólicas que tienden a acentuarse posterior a pérdida masiva de peso.

En lo concerniente a las alteraciones del cuerpo y de su funcionamiento generadas por la pérdida masiva y rápida de peso, es necesario mencionar principalmente las grandes alteraciones nutricionales. Esta situación es comparable con una persona que tiene una carencia aguda de alimentos como una desnutrición, llevando a un debilitamiento de su sistema inmune. Dicho en otras palabras, la pérdida de peso genera una especie de desnutrición y esta a su vez provoca un debilitamiento de los sistemas de defensa del cuerpo hacia los microorganismos y una limitación de la capacidad de cicatrización. Es decir, las personas que pierden gran cantidad de peso son más susceptibles a infecciones y a tener dificultades en la cicatrización ante eventuales cirugías.

Por todo lo mencionado anteriormente, los pacientes obesos y en especial aquellos que pierden gran cantidad de peso, tienen una serie de limitaciones que hacen necesario tomar medidas para cirugías. En primer lugar, antes de hacer cirugías plásticas, debe asegurarse que se haya logrado una estabilidad nutricional y metabólica, es decir, se debe esperar un tiempo prudente posterior a las cirugías bariátricas para permitir que el cuerpo se haya estabilizado de la mejor manera posible. También, hay que recordar que estos pacientes deben estar siendo monitorizados nutricionalmente y requieren de suministro permanente de vitaminas, minerales, proteínas y otros con el fin de minimizar tanto como sean posible estas deficiencias.  En segundo lugar, ante la posible presencia de complicaciones como infartos y derrames se deben mejorar las condiciones de circulación.